Crédito: José Cáceres / PromPerú
Si hay un plato que logra capturar la esencia de la cocina peruana y su espíritu festivo, ese es el de los anticuchos. Estas brochetas asadas son una tradición que combina historia, gastronomía y un sentido profundo de comunidad. Ya sea que viajes a Perú por primera vez o seas un visitante recurrente, probar anticuchos no solo te conecta con los fogones locales, sino que también te invita a conocer un legado culinario que se remonta a siglos atrás.
Este plato tienen su origen en el periodo prehispánico, cuando los antiguos peruanos ya asaban diferentes cortes de carne con hierbas y especias autóctonas. Sin embargo, durante la época colonial llegaron nuevos ingredientes y se popularizó el uso de cortes como el corazón de res, más económico y fácilmente disponible entre las clases menos favorecidas. Muchas crónicas señalan que fueron los esclavos africanos quienes perfeccionaron la marinada que hoy conocemos, usando ajíes, comino, ajo y vinagre para potenciar el sabor.
Lo interesante es que, pese a ser una receta que empezó con cortes «menos valiosos», hoy en día los anticuchos se sirven en todo tipo de lugares, desde puestos callejeros hasta restaurantes de alta cocina que reinterpretan su presentación.
Para muchos, la magia de los anticuchos se encuentra en la mezcla de ingredientes que componen su marinada. El ají panca, con su característico sabor ahumado y leve picor, es uno de los protagonistas. A ello se suman el vinagre, el comino, la sal, la pimienta y, por supuesto, el ajo. Todo esto crea un equilibrio único entre lo picante, lo ácido y lo ahumado, que se potencia aún más cuando la carne se asa sobre brasas ardientes.
A lo largo de los años, he probado anticuchos en lugares tan diversos como ferias gastronómicas, mercados y hasta en festividades religiosas. Me he dado cuenta de que cada cocinero suele darle su toque personal. Por ejemplo, algunos añaden una pizca de orégano, otros cambian la proporción de ajo, pero en todos los casos, el resultado es un bocado tierno y jugoso.
Una de las mejores formas de conocer un país es a través de su comida. Si estás planificando tu ruta por el Perú, te recomiendo marcar en tu mapa algunos imperdibles para disfrutar del auténtico lomo saltado.
Explora aquí los mejores lugares para disfrutar de un increíble anticucho.
Este pequeño local ubicado en el corazón de Miraflores es casi una parada obligatoria para cualquiera que quiera probar anticuchos. Su receta casera tiene décadas de tradición y es reconocida internacionalmente. La clave está en su marinada única y el carbón ardiente que le da ese sabor ahumado inconfundible.
Un restaurante del reconocido chef Gastón Acurio, especializado en comida criolla, que reinterpreta platos clásicos peruanos. Aquí, los anticuchos se preparan con sumo cuidado, siempre jugosos y con ese toque cómodo sin perder lo tradicional. Es perfecto si buscas una experiencia más cómoda en un ambiente relajado y moderno.
Situado en el emblemático distrito de Barranco, El Tío Mario es famoso por sus anticuchos de corazón de res y otras variedades como pollo o carne de res. La atmósfera es informal y llena de energía, ideal para ir con amigos o en familia después de recorrer las calles bohemias del barrio. Mis favoritos son los anticuchos mixtos, perfectos para probar un poco de todo.
Aunque el anticucho tradicional se elabora con corazón de res, la diversidad culinaria peruana ha ido ampliando el abanico de posibilidades. Hoy en día puedes encontrar anticuchos vegetarianos a base de champiñones, corazones de alcachofa, pimientos, tofu y otras innovaciones. Si estas en Lima, te recomiendo lugares como Veda Restaurante o La Verde ofrecen estas opciones.
Si es tu primera vez probando probándolos o simplemente quieres vivir la experiencia al máximo, aquí te comparto algunos consejos personales que te pueden ayudar:
Una de las experiencias más memorables que viví fue comer anticuchos durante la procesión del Señor de los Milagros, en octubre. Las calles del Centro de Lima se llenan de fieles vestidos de morado, y el aire se impregna de incienso y carbón. En cada esquina, hay un puesto de anticuchos que parece competir por quién tiene el mejor sabor.
También los encuentras en ferias gastronómicas como Mistura, donde diferentes regiones del país se reúnen para mostrar lo mejor de su cocina. Probar anticuchos en ese contexto te permite entender cómo este plato une a todo un país, más allá de sus diferencias geográficas.